La Hueste angélica estaba bajo la dirección de los siete Grandes Arcángeles, quienes vinieron desde el Sol Central de nuestro sistema, y permanecieron dentro de nuestro Sol físico hasta que los Elhoim hubieron preparado los planetas los cuales iban a estar a su cargo desde la sustancia de luz primordial y sin forma del cuerpo de Dios.
A la hueste angélica, por medio de la asociación con la humanidad y el reino elemental, le fue prometido que ellos, en un momento, podrían alcanzar el estado de Arcángeles y convertirse en poderes guardianes, en sistemas de mundos todavía no nacidos de la conciencia de futuros Señores Solares.
La obediencia a Dios, el creador de todo bien, es la naturaleza de la hueste angélica. La absoluta fe en el "completo poder" de Dios para hacer los así llamados "milagros", es su sentimiento.
Por respeto al libre albedrío elegido por los individuos encarnados sobre la Tierra los atraen sólo aquellos que pueden creer en ellos, los aman y desean servir con ellos. Su innata cortesía no les permite actuar en los mundos de aquellos que los rechazan. Así, un aumento de la conciencia de su presencia y una demanda siempre en expansión de su asistencia es un muy poderoso magneto que los atrae cerca de la gente de la Tierra, y particularmente, a esos que desean tener un contacto consciente con su radiante presencia.
Entre sus muchas y diversas ocupaciones, es sabio para el chela desarrollar en la conciencia de aquellos que vienen dentro del compás de su esfera personal de influencia, un conocimiento consciente de estos invisibles (para el humano) pero poderosos ayudantes. Esto puede ser hecho más eficazmente cuando el chela mismo ha aceptado en sus propios sentimientos la existencia y presencia de los ángeles aquí.
El desarrollo de tal convicción de la presencia y realidad de la hueste angélica puede ser activado individualmente en los sentimientos de los chelas sinceros; pensando en la hueste angélica, invitándolos a asistirlos, contemplando sus retratos y, generalmente, impregnando conscientemente la conciencia externa con las palabras, instrucción y radiación de los ángeles.
Cuando el chela se ha probado a sí mismo, sin ninguna duda, que la hueste angélica es real, entonces el aura de ese chela forma una positiva presión de convicción de la presencia de los ángeles, dentro de los mundos de aquellos que él contacta de vez en cuando.
Cuando un chela está dudoso en cuanto a la realidad de la hueste angélica, todos sus esfuerzos para convencer a otros de menor luz de la realidad de los ángeles, tendrán poco efecto sobre las conciencias de aquellos que son escépticos e incrédulos
La humanidad, en masa, es influida mayormente por los sentimientos de aquellos a su alrededor. Por lo tanto Nosotros les pedimos hacer de la hueste angélica sus diarios compañeros y así, a través de sus sentimientos de su realidad, ustedes harán mucho para ayudar en el restablecimiento de la asociación espiritual entre la hueste angélica y la humanidad.
¡PRUEBEN! No a través del esfuerzo de la voluntad humana, sino por el muy grato ejercicio de practicar, mediante sus propios pensamientos y sentimientos, para lograr la aceptación de esos seres angélicos de manera que puedan venir dentro de sus auras, hogares, mundos y asuntos. Así ustedes sirven al Maestro Ascendido Saint Germain, cuya asignación es la unión de los reinos de los ángeles y los hombres en esta Nueva Edad Dorada que El está destinado a exteriorizar.
¡La hueste angélica es un real gozo para Mí porque su naturaleza es la OBEDIENCIA AMOROSA a Dios y a sus mensajeros, en todos momento!. Entre los ángeles nunca hay los argumentos de "razón" y "lógica" para causar vacilación y retraso en su servicio. Así tanta energía es economizada y utilizada para el desarrollo y cumplimiento del plan divino en cada esfera, en la cual ellos sirven.
Los ángeles Saben que la voluntad de Dios es el bien y se apresuran a llevar las "buenas nuevas" a dondequiera que sean enviados a servir. Este es ciertamente un delicioso contraste para el algunas veces mal dispuesto servicio de la humanidad, cuyas energías son frecuentemente agotadas considerando los "pro" y los "contras" de cada sugerencia hecha por los Grandes Seres, hasta que el momento cósmico del cumplimiento pasa de largo y el servicio que pudo haber sido realizado se deja sin hacer. ¡Dios bendiga a los ángeles!. ¡Yo los amo, a cada uno!
Porque la hueste angélica es tan desinteresada, a menudo aquellos a quienes sirven no saben ni siquiera de la presencia de sus benefactores y no pueden explicarse, incluso a ellos mismos, el despertar del deseo de hacer la Voluntad de Dios. La hueste angélica no está interesada en el reconocimiento de su presencia y servicio, sino sólo con los efectivos trabajos realizados, en despertar el alma hacia un deseo de expandir las fronteras del reino de Dios. Así, muchos individuos sinceros quienes reciben un "llamado a realizar la Voluntad de Dios", se olvidan completamente de la estimulación de ese deseo por los Angeles del Amor.
Esto es igualmente cierto para los individuos encarnados viviendo sobre la Tierra hoy. La humanidad, en masa, no es capaz de conocer los designios de Dios para ellos mismos o para otros. Ellos han caído bajo el grave error de "juzgar de acuerdo a las apariencias humanas" y no son lo suficientemente pacientes ni amorosos para conocer el motivo detrás de las acciones que algunas veces son expresadas torpemente por un compañero. Los ángeles del amor conocen el motivo detrás de todos los esfuerzos y, dondequiera que el motivo es sincero, no teñido por el deseo humano de ganancia y enriquecimiento personal, ellos se paran desinteresada y amorosamente en el aura de esas personas, ayudándolas, siempre a cumplir sus aspiraciones, sueños, visiones e ideas. Literalmente estrechan a tales personas en sus brazos de amor, sosteniénolos a través de horas de prueba y aparente fracaso, hasta que los individuos tienen éxito y otra expresión de la Santa Voluntad de Dios se hace disponible par el beneficio de la raza.
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