…Silencio…
Antes de expresarme, instalémonos juntos en esta comunión nombrada Teofanía.
…Silencio…
Hermanos y hermanas en humanidad, hace algunas semanas que tenéis la posibilidad de vivir lo que ha sido nombrado unas «Radiaciones Arcangélicas» y la «Teofanía». Al final de esas sesiones, por así decirlo, muchos de vosotros se dieron cuenta que había venido como un ladrón por la noche, alumbrándoos desde el interior, permitiendo veros en autenticidad y en eternidad. Ha llegado el momento en que cada uno deberá lavar sus vestidos en la sangre del cordero. Algunos de vosotros habéis recibido y recibirán, durante las Teofanías, la revelación de mi Presencia en su pecho.
En este día particular, así como mañana, el nuevo impulso Metatrónico llegará a algunos de vosotros, haciéndoos despertar en la totalidad de vuestra dimensión de Hijos Ardientes del Sol. Algunos de vosotros, efectivamente, habéis limpiado vuestras casas para que pueda establecerme. Cada uno de vosotros, en los tiempos venideros, estáis llamados a revelarme, sobre todo durante este período previo a la Llamada de María, nuestra Madre a todos. La iluminación real y completa de vuestro corazón os da a vivir el estado de Paz perpetua y de beatitud, donde el Amor se alimenta de sí mismo, engendrándose a sí mismo, más allá de toda relación, de toda persona, de todo objeto, y de toda intención.
Tal y como se os dijo, los tiempos se han cumplido y lo que se vive durante este período, lo sabéis por vivirlo o por haberlo oído, es el momento en que todo lo que os fue ocultado es ahora revelado, para vosotros, para vuestras relaciones, para el conjunto de la humanidad. La Luz ilumina, e iluminará cada vez más, todo lo que está presente en la superficie de esta tierra.
Durante este período, soy vuestro escudo, soy la Vía, la Verdad y la Vida y, como os lo dijo mi Madre, en cuanto me acojáis, seréis también la Vía, la Verdad y la Vida, llevándoos a irradiar, sin voluntad alguna y sin deseo alguno, el Fuego Ígneo del Amor en este mundo, en cada rincón de este mundo, en cada relación, en cada contacto. En esto se realiza la Liberación de la Tierra por vuestra mediación y por vuestra presencia. Así hoy, saludo y honro a cada uno de vosotros.
La acción de las fuerzas Mikaëlicas ha permitido, tal y como os lo había anunciado, sembrar, en un primer tiempo, algunas aguas de la tierra. La espada de Mikaël, penetrando y fecundando las aguas de la tierra, revela lo que estaba oculto, lo que os ha manipulado, lo que os había alejado de la Verdad eterna.
Ha llegado el momento hoy, de revelar la impostura de la Iglesia desde Vaticano II, ha llegado la hora de desenmascarar a los usurpadores de Buda, a los usurpadores de Mahoma, a los usurpadores de la ley de Moisés. Ha llegado el momento de la cosecha, el momento de la retribución, pero ante todo, ha llegado el momento de la Gracia y del perdón inefable del Amor. Cada uno de vosotros recibirá lo que le corresponde, cada uno de vosotros descubrirá la verdadera historia de este mundo, como de cualquier mundo.
Soy vuestro escudo, soy vuestra fuerza y estoy en vosotros, y soy vosotros en cuanto esté instalado en vuestra morada.
El impulso Metatrónico que será entregado en este 7 de mayo de 2017 reactivará, más allá de las Llaves Metatrónicas tal y como fueron nombradas hace algunos años, la Verdad en vosotros. Los carismas abundarán; el habla en lenguas, el habla en amor, será vuestro Verbo. El Verbo de vuestra Presencia cubierta por el Manto de mi Madre, y de vuestra Madre, portador del impulso Metatrónico y de mi Presencia, os hará irradiar espontáneamente y naturalmente de un amor desconocido por vosotros, permitiéndoos reencontraros en la Verdad y en la Vía auténtica de los Hijos de la ley del Uno.
Algunos de vosotros que me acogéis y me acogerán previamente a la Llamada de María, llevarán en ellos los nuevos códigos de vida de esta Tierra que asciende y vosotros, mis hermanos y mis hermanas, que vais hacia vuestra liberación, hacia la Libertad.
Con lo que os ha explicado nuestra Madre, la Teofanía ahora puede ser reproducida por cada uno de vosotros. Esto facilitará mi instalación en vuestra morada, preparándoos, manteniendo vuestras casas limpias para mi venida, permitiendo que cada uno en la tierra, vía el Canal Marial, pueda oír la Llamada de nuestra Madre.
En unos días, el Arcángel Uriel pasará a la acción con respecto a la reversión final – de la conciencia como de la Tierra–, preparándoos entonces para esta verdad inefable, a su manifestación, a su encarnación y a su libertad. Así, desde este instante, invito a cada uno de vosotros al amor indecible de nuestra comunión.
Nuestra Madre os ha hablado y anunciado que los desórdenes de la tierra, en su organización falsificada, se desvelaban ante vuestros ojos, que estéis despiertos, liberados o dormidos, dándoos a ver los engaños de este mundo, las trampas que os han encerrado y os han mantenido en unas creencias diversas, en la adhesión a lo que muere, a lo que no dura. Así que he venido para pediros hoy, a cada uno de vosotros, de velar y rezar, y de acogerme.
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En este período y en los días de vuestro mes de mayo que empieza, muchas cosas van a cambiar, a transformarse, aquí mismo en esta tierra y en cada uno de vosotros, llevándoos a elegir entre el Amor y el resto, entre el Amor y el miedo. Esta elección no puede ser dictada por vuestra mente, sino que será exclusivamente dictada por vuestra presencia en vuestro corazón, por vuestra presencia en vuestra eternidad, aquí mismo en la superficie de este mundo. Entonces hoy, lo vuelvo a decir: «Velad y rezad, y también dejad que este Amor esté presente, sin condición, sin explicación, sin justificaciones.»
…Silencio…
He venido hoy a invitaros a la celebración de vuestra propia resurrección, con el fin de que vuestra Merkabah interdimensional personal acoja la Eternidad en totalidad, en vuestra morada. Todo lo que ocurre, en vosotros como fuera de vosotros, todo lo que ocurra fuera de vosotros en la imagen de este mundo, sea cual sea la manifestación, es la consecuencia de vuestra presencia como dignos Hijos Ardientes del Sol.
La Felicidad y la Paz indestructibles son la señal de mi venida a vuestra morada, la Teofanía será su expresión y su amplificación. El Arcángel Uriel y Lord Metatrón son los dos agentes, si puedo decirlo así, que obran para la manifestación en este mundo, del Hijo Ardiente del Sol que cada uno de vosotros es, fue y será. El Fuego Ígneo viene para consumir las últimas reticencias, las últimas dudas, las últimas interrogaciones, los últimos miedos.
Cada día que pase, a partir de las 17 horas y hasta las 24 horas, hora en la cual hablo (Francia), verá en vosotros levantarse la Luz, el estandarte de Cristo, verá en vosotros la Teofanía espontánea establecerse con cada vez más firmeza, con cada vez más paz y con cada vez más evidencia, y no cesará, y seréis saciados, y seréis alimentados, por la Luz misma. Muchos de vosotros estáis llamados a manifestar espontáneamente unos carismas inéditos. Estos carismas participan de manera fuerte al restablecimiento de la Verdad, previamente a la Libertad, previamente a la secuencia que ahora debe producirse, cuanto antes mejor.
Como sabéis, desde 2011 la Tierra está liberada, y la Luz establece de nuevo su reino eterno. No os dejéis distraer por los acontecimientos de este mundo, no os dejéis llevar por ningún camino tortuoso, sino que dejaos llevar por lo que está en vuestra morada. Estáis acompañados como nunca. El conjunto de la Confederación Intergaláctica de los Mundos Libres, lo sabéis, está ahora al alcance del corazón, al alcance de la vista.
Así el Amor crecerá o nacerá en cada uno de vosotros, poniendo en acción y en actividad vuestras estructuras de Êtreté, de manera simultánea y conjunta. El Espíritu del Sol y el Coro de los Ángeles que cantan en vuestros sentidos serán visibles y accesibles, dándoos a ver los engranajes del mundo tal y como el profeta Ezequiel los habían descrito en su tiempo. Entonces sí, en este día y a partir de mañana, os invito al Bautismo del Espíritu, a la Resurrección del Espíritu, a la llegada de la Verdad.
Bien amados Hijos de la ley del Uno, ha llegado el momento de lo que había profetizado durante mi venida, y que fue transcrito por mi bien amado Juan. Ha llegado el momento de entender – y de vivir, sobre todo – que no sois de este mundo. Sea cual sea la belleza residual de este mundo a pesar de su encierro, es tan poco con relación a la vida libre dondequiera que establezcáis vuestra morada. Esta toma de conciencia es esencial antes de la Llamada de María, que espera encontraros cada día más numerosos a estar abiertos a vuestra Madre y a la Libertad.
Respetad las llamadas de la Luz, las llamadas al orden de la Luz, y reajustaos si es necesario, en cada instante, permaneciendo humildes y espontáneos, en la rectitud de vuestra eternidad, en la rectitud de vuestros comportamientos, en la rectitud de vuestras expresiones. Vengo hoy, y desde hoy, a reunir lo que nombraba en su momento, afectuosamente, «mi rebaño», para devolveros a la Libertad eterna, para devolveros a vosotros mismos.
Tal y como os ha dicho María, las Teofanías espontáneas, así como las que os quedan con María, son una nueva fuerza que insufla en vosotros el sabor de la Verdad y la infalibilidad de la Verdad.
La puesta en marcha de la transmutación o de la transubstanciación final de vuestro cuerpo efímero que está en disolución, os aparecerá cada vez más claramente, de manera cada vez más evidente.
Permaneciendo en vosotros, en algunos de vosotros por ahora, es más fácil cortar los últimos lazos a la Ilusión, en vosotros como en cualquier parte en la superficie de este mundo, haciéndoos vivir, experimentar y redescubrir las virtudes y los poderes del Amor que son los poderes de la vida, donde ninguna muerte puede ser pensada ni siquiera ser contemplada. Entonces os digo una vez más: «Bienvenidos a vuestra resurrección, bienvenidos a vuestra casa, bienvenidos a la belleza, bienvenidos al Amor.»
Por la Gracia del Fuego Ígneo y por la Gracia del Lord Metatrón, os bendigo, y así os bendeciré cada día, para aquellos de vosotros que abran su puerta de par en par entre las 17 horas y las 24 horas (hora de Francia), insuflando un nuevo soplo de vida, insuflando el poder del Verbo, haciéndoos volver a encontrar, de manera todavía más sensible, la Paz del Corazón que os doy en este instante en el cual me leéis, en el cual me oís.
Me dirijo también a aquellos de mis hermanos y hermanas encarnados en la tierra y que todavía se encuentran apartados de su luz. Vengo a imploraros ser lo que sois y no lo que poseéis, porque ninguna posesión, de la naturaleza que sea, podrá ser tenida ni ser retenida dentro de muy pocos días. No hagáis ninguna proyección con mis palabras acerca del tipo de acontecimiento porque todo es posible y lo más importante no es lo que ocurre sobre la escena de este mundo sino en vuestro corazón, en estos momentos.
Reactivo hoy en vosotros, gracias a la siembra de Mikaël, la totalidad del Fuego Ígneo, del Espíritu del Sol, del Coro de los Ángeles y del Impersonal. Así es el Amor, que consume, en una beatitud infinita, lo que no puede ser destruido y que se renueva permanentemente: la fuerza de la Vida Una, la fuerza del Amor y de la Luz de nuevo auténtica.
Como sabéis, y como fue anunciado desde hace ya muchos años, la acción de los Jinetes será cada vez más palpable. La revelación de la oscuridad, la revelación de la Ilusión, va a acelerarse y a finalizar en unos fuegos artificiales de Amor, de Luz y de Verdad. Así que he venido a decíroslo hoy de manera más apremiante: «Dejad que los muertos entierren a los muertos y seguidme, sed lo que siempre fuisteis y dejad que se vaya lo que forma parte de la Ilusión, lo que forma parte del efímero, y poneos de pie en vuestro Corazón Ascendido.»
La Teofanía es la última señal de la Luz antes de saldar las cuentas presentes en este mundo, no es que haya alguna deuda, sino más bien para estar desapegados de cualquier atadura al encierro, para estar desapegados del sufrimiento perpetuo de este mundo.
En cuanto Lord Metatrón se haya expresado, la Teofanía espontánea de las 17 horas a las 24 horas será efectiva. Es posible que para algunos de vosotros, hermanos y hermanas míos, haya un pequeño periodo de aclimatación a esta intensidad y a esta Presencia. No olvidéis que la naturaleza os es de una gran ayuda, allí donde haya árboles, allí donde haya rocas, allí donde haya agua, allí donde no haya la huella, por así decirlo, de la sociedad, como de vuestras ciudades. Los pueblos de la naturaleza, durante este período, se han puesto a vuestra disposición para juntarse con vosotros durante algunas de vuestras noches, a menudo acompañados por mis ángeles llamados los Ángeles del Señor, con el fin de sosteneros en la emergencia de vuestra verdadera verdad.
Ya no necesitáis más, en definitiva, para aquellos de vosotros que me han acogido, apelar a algo exterior a vosotros porque el mundo está en vosotros y vosotros sois el mundo, así como el universo y los multiversos. Cada uno de vosotros será llamado a este sacrificio del efímero por la coronación de la Eternidad. Si no es hoy, si no es mañana, será en los próximos días.
Me dirijo también a mis hermanos y hermanas en humanidad que no han tenido todavía la oportunidad de vivir lo que vivís, recordándoos que siempre dije que los últimos serían los primeros en reconocerme y en vivirme. Os aparecerá también cada vez más claramente.
No olvidéis que el corazón es infalible, dándoos a ver la Verdad en cualquier circunstancia, sin tener que reflexionar, sopesar, preguntar o interrogaros frente a cada circunstancia de vuestras vidas, frente a cada hermano y hermana. Y no olvidéis que el que más ha recibido, será al que más se pedirá, y esto es ahora. Y acordaos también que lo que hacéis al más pequeño de vosotros, es a mí a quien lo hacéis. Y acordaos también que hay que dejar a los muertos enterrar a los muertos, a vivir su pena, a vivir su pena ante la destrucción de la Ilusión por la aparición de la Luz, y que es en el seno de este sufrimiento y de esta pena, que puede afectaros también, que se realiza el apoyo más perfecto a la extracción de la Ilusión, y entonces a la Liberación.
Id más allá de cualquier apariencia. Y si mi morada es vuestra morada, entonces esto os aparecerá claramente, con evidencia. En cuanto me hayáis acogido, las Teofanías espontáneas serán cada vez más intensas e indelebles, llevándoos a constatar que nada puede alterar vuestra felicidad o vuestra paz, que nada podrá desestabilizaros o descentraros más. Entonces el Fuego Ígneo podrá abrirse un camino en la totalidad de vuestro cuerpo y en la totalidad de vuestra conciencia.
Transmito a cada uno de vosotros el Espíritu del Sol. Transmito en cada uno de vosotros el Coro de los Ángeles, en nombre de la Verdad, en nombre de la Vida, en nombre de la Luz, en nombre del Amor. Todo esto es para vosotros porque es lo que sois, lo que os permitirá entonces ver aparecer lo que estaba oculto e invisible. Sé que muchos de vosotros ya han podido, que sea durante vuestras noches, que sea en la naturaleza, conocer y vivir las demás dimensiones, las de la Libertad. Será cada vez más posible de manera permanente, dándoos a ver lo que hay que ver, y por esta claridad y esta precisión de esta nueva visión interior, es esta visión que permitirá la disolución de las últimas resistencias a la Luz, en vosotros como en este mundo.
Tampoco olvidéis, en estos particulares tiempos, así como hice con mis apóstoles, de lavar vuestros pies, de lavar vuestras manos, con el fin de acoger con más facilidad este nuevo día, que cada día será nuevo y que cada día aumentará en densidad y en intensidad. El Espíritu del Sol, en cuanto a él, tocará tierra, en sus últimas capas aislantes, así como el suelo de la tierra, a partir de mañana. No quiere decir que cada uno de vosotros, despiertos o no, sentiréis necesariamente sus beneficios, pero los resultados serán visibles de manera tangible en ciertos lugares de la tierra, según los horarios en los cuales se produzca.
No os dejéis despistar o confundir por el espectáculo escandaloso que os ofrecerán los que todavía se consideran como los guiñoles de este mundo, para retomar una expresión del Comendador de los Ancianos. Permaneced firmemente en vuestras moradas, velad y rezad, sed felices, estad en paz, sed humildes, y sobre todo, sed verdaderos. La Luz no puede de ningún modo acomodarse con lo que es falso, en vosotros como en cualquier parte.
Ha llegado el momento, para algunos de vosotros, de olvidar hasta el mismísimo sentido de ser una persona, hasta el mismísimo sentido de haber vivido una historia o alguna evolución en esta tierra. Pido a aquellos de vosotros que me han abierto su morada, o que me la abrirán en los días que vienen, de estar atentos a lo que el corazón pida, a lo que el corazón diga, a lo que el corazón proponga, a lo que el corazón active a vuestro alrededor como en el conjunto de este mundo.
Entonces en este instante, estéis donde estéis y sea cual sea el día en que me leeréis o me oiréis, de vivir esta Teofanía acompañados del Espíritu del Sol, ahí donde la Luz reina, ahí donde la creación y la expresión de la vitalidad de la belleza es permanente, en la esfera y en la morada que sea, dignaos en acogerme, id más allá de cualquier paradigma llamado religioso, más allá incluso de la historia que he vivido hace dos mil años.
…Silencio…
El encendido de la Merkabah interdimensional colectiva se ha realizado. Los mecanismos físicos de la Ascensión de la Tierra ocurren ahora ante vuestros ojos, a través de la acción de los Jinetes pero también en vosotros, impidiendo cualquier subterfugio ligado al ego, a la posesión, al deseo, porque en el Amor no hay sitio para el deseo porque todo está presente y nada falta. Entonces digo a muchos de vosotros, cada día más numerosos: «Estoy contigo para los siglos de los siglos. Estoy contigo para la Eternidad.» Estoy contigo, porque tú y yo somos Uno, como dije en aquella época: «Mi Padre y Yo somos Uno.»
…Silencio…
No dejéis nada procedente de algún pasado o de alguna historia, perturbar o alterar vuestro Corazón Ascendido, el resto de vuestro cuerpo seguirá a su debido tiempo y hora. Para cada uno de vosotros que me habéis percibido, la Teofanía será cada vez más impactante en todos los sentidos de esta palabra.
Aquellos que me han acogido y me acogerán previamente a la Llamada de María, son mi vanguardia de Luz para los que están en el suelo de esta tierra. No os pido nada más que de ser verdaderos en estos momentos, no os pido nada más que de ser vosotros mismos en este nuevo estado, en resonancia con el Corazón Ascendido donde todo es una señal y donde todo es un reconocimiento.
Entonces, tú que me has leído, tú que me has oído, tú que me has recibido o tú que todavía no me has recibido, te invito en este instante a la Gracia de nuestra comunión, a la Gracia de la Teofanía. Hace muchos años, muchos de vosotros me han acogido, o más bien han acogido mi Luz y mi esencia. Hoy se trata de otro nivel, por así decirlo, de acogida y de instalación. Entonces derramo sobre vosotros, en cada uno de vosotros, el don de la vida eterna, el don de la Gracia y el don de la Verdad. Así como el Sol hace, os lo mando a cada uno de vosotros, aunque estéis todavía desviados de mí, aunque estéis todavía alejados, porque a partir de ahora y en este día, no hay más distancia para muchos de vosotros.
…Silencio…
Acabaré con estas palabras: vivas lo que vivas en este mundo, veas lo que veas sobre la pantalla de tu conciencia efímera, aguantes lo que aguantes, no olvides que en el corazón, estás saciado más allá de cualquier demanda. No olvides que sólo el corazón es esencial, que todo lo demás, a partir de ahora, sólo representa unas trabas o unos frenos a tu resurrección.
Muy pronto, ya no será posible apoyarse en la materialidad de este mundo y mucho menos en las creencias, sino únicamente en la vivencia de tu Corazón Ascendido. Entonces comulgo en tu corazón a la vez que comulgas en mi corazón.
…Silencio…
Soy la Vía, la Verdad y la Vida. Soy lo que eres cuando todos los velos son cortados y cuando todas las ilusiones son retiradas. Así, en la Nueva Eucaristía, consagro tu Corazón Ascendido.
…Silencio…
Te digo: «Si lo quieres, a partir de ahora, cada día, durante las Teofanías espontáneas donde se sitúan los instantes propicios para que puedas acogerme en tu morada.»
Te amo y te bendigo, y os digo a cada uno de vosotros que tenemos una cita. Te digo pues hasta cuando quieras, en tu corazón, y te bendigo una última vez en este instante.
…Bendición…
Me retiro ahora en ti, si así lo quieres, y digo a cada uno de mis hermanos: De todos modos alegraos, el tiempo del sufrimiento termina. Alegraos porque estoy con vosotros, porque estoy en vosotros.»
…Silencio…
Adiós.
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