Querid@s Almas Hola! Quiero compartir con ustedes Enseñanzas de los Maestros Ascendidos y de otros Maestros que han traído tanta Luz a nuestros corazones y hoy, nos pueden enseñar como hacerlo, teniéndolos a ellos como ejemplo y como guías invaluables, que a través del Amor Divino, iluminan nuestro camino hacia la Luz. Namaste
viernes, 17 de marzo de 2017
Los Secretos de ENOCH (INSTRUCCIONES DEL XXXIII AL XLIV)
ENOCH
COLECCIÓN METAFÍSICA DE CONNY MÉNDEZ
INSTRUCCIONES-XXIII-XLI
XXXIII DIOS ENSEÑÓ A ENOCH LA EDAD DE ESTE MUNDO, SU EXISTENCIA O DURACIÓN DE SIETE MIL AÑOS, Y EL OCTAVO MIL ES EL FIN; NI AÑOS, NI MESES, NI SEMANAS, NI DÍAS
1. Y yo decreté el día octavo, que el octavo día sería el primero creado después de mi obra, y que aquellos primeros siete días rotarían en la forma de los siete mil años, y que al comienzo de los ocho mil llegará también el tiempo que no cuente más, sin años, ni meses, ni semanas, ni días, ni horas.
2. Y ahora, Enoch, todo lo que te he contado, todo lo que has comprendido, todo lo que has visto de las cosas celestiales, todo lo que has visto en la tierra y todo lo que he escrito en estos libros por mi gran sabiduría, todas estas cosas las imaginé y las creé desde la más alta creación hasta la más baja y hasta el fin, y no existe consejero y heredero de mis creaciones.
3. “Yo Soy mi propio Eterno, no creado por manos y sin cambio ni reemplazo”.
4. Mi mente es mi consejero, mi sabiduría y mi palabra son hechos, y mis ojos observan todas las cosas, como están ellas colocadas aquí y tiemblan con pavura.
5. Si yo apartare de mi cara las cosas, todas ellas serían destruidas.
6. Y administra mi mente, Enoch, y conoce al que te está hablando a ti, y toma tú los libros que tú mismo has escrito.
7. Y yo te doy a Samuel y Raguil que te subirán con los libros, y baja a la tierra y dile a tus hijos todo lo que te he contado, y todo lo que has visto desde el más bajo cielo hasta mi trono, con todos sus ejércitos.
8. Porque yo creé todas las fuerzas y no hay ninguna que se me resista y que no esté a mi mandar. Porque todas están sujetas a mi régimen y trabajan para mi solo mandar.
9. Entrégales los libros de la escritura a mano, e ellos, los leerán y me conocerán como el creador de todas las cosas, y comprenderán cómo es que no hay otro Dios sino “yo”.
10. Y deja que ellos distribuyan los libros de tu escritura a mano, hijos a hijos, generación a generación, nación a nación. 11. Y yo a ti, Enoch, mi intercesor, el Archiestratega Miguel para las escrituras de sus padres Adam, Seth, Enos, Cainan, Mahaleleel y Jared tu padre.
XXXIV DIOS COMPROBÓ LA CULPABILIDAD DE IDÓLATRAS Y SODOMITAS FORNICADORES, A CAUSA DE ESTO ENVIÓ UN DILUVIO SOBRE ELLOS
1. Ellos han rechazado mis mandamientos y mi ley, han cultivado y recogido semillas indignas sin temer a Dios, y no me han amado, porque han comenzado a inclinarse ante dioses vanos, y han negado Mi Unidad, y han anegado la tierra de falsedades, ofensas abominables, libertinajes, se han juntado uno con otro, y practicado toda clase de sucios excesos que da disgusto relatar.
2. Y en consecuencia de este proceder, yo enviaré un diluvio sobre la tierra, y yo destruiré todos los hombres, y toda la tierra junta se hundirá en una gran obscuridad.
XXXV DIOS DEJÓ UN HOMBRE HONRADO DE LA TRIBU DE ENOCH, COMO ENCARGADO DE SU CASA, Y ÉL HIZO CON ELLA LA VOLUNTAD DE DIOS, CUMPLIENDO SU MANDADTO: Y DIOS SE SINTIÓ COMPLACIDO
1. Y consideró Dios que de la semilla de ellos debía levantarse otra generación, mucho después, pero de ellos, muchos serían iniciados.
2. Aquel que levante esa generación, tiene el deber de revelarle los libros escritos por tu mano, como también el de tus padres, es a ellos a quienes él debe señalar la custodia del mundo, y los hombres fieles y obreros de mi verdad y mi gozo, para que no desconozcan mi nombre.
3. Y ellos entregarán este saber a otra generación y aquellos otros habiendo leído sean glorificados para siempre, más que el primero.
XXXVI DIOS ORDENÓ A ENOCH VIVIR EN LA TIERRA TEINTA DÍAS, PARA DAR INSTRUCCIÓN A SUS HIJOS Y A LOS HIJOS DE SUS HIJOS. DESPUÉS DE TREINTA DÍAS ÉL SERÍA DE NUEVO LLEVADO AL CIELO
1. Ahora, Enoch, te daré el término de treinta días para que los pases en tu casa y le cuentes a tus hijos y toda la familia lo que todos deben de oír con gran atención acerca de mi presencia, lo que es dicho a ellos por tu boca, que ellos deben leer y comprender, la razón del por qué no existe otro Dios sino “yo”. 2. Que ellos deben siempre guardar mis leyes, y comenzar a leer y tomar mis leyes, y comenzar a leer y tomar dentro de sí los libros escritos de tu mano.
3. Y después de treinta días yo enviaré mi ángel por ti, y él te tomará de la tierra y de tus hijos y te traerá a mí.
XXXVII AQUÍ ORDENÓ DIOS UNO DE SUS ÁNGELES
1. Y aquí ordenó Dios A uno de sus más antiguos ángeles, retador y temible, y le puso a mi lado, su apariencia era, blanco como la nieve, y sus manos como hielo, tenía el aspecto de un gran escarchado; y él congeló mi cara, porque yo no podía soportar la grandeza del fuego encendida del Señor, así como no es posible soportar una estufa ardiendo, ni el fuego del Sol, ni la helada del aire.
2. Y el Señor me dijo: “Enoch, si tu rostro no hubiera sido congelado de este modo, ningún hombre sería capaz de mirarte a la cara”.
XXXVIII MATUSALEM CONTINUABA TENIENDO ESPERANZA, Y AGUARDABA A SU PADRE ENOCH EN SU LECHO, DÍA Y NOCHE
1. Y el Señor les dijo a aquellos primeros hombres que me llevaron arriba: “Dejad que Enoch baje con vosotros a la tierra y aguardará hasta el día determinado”.
2. Y por la noche ellos me dejaron sobre mi cama.
3. Y Matusalem esperando mi regreso, hacía guardia día y noche en mi lecho. Se llenó de temor cuando oyó mi llegada, y yo le dije: “Deja que toda mi familia venga unida, de manera que les pueda contar todo”.
XXXIX ENOCH COMPASIVO ALECCIONARÍA A SUS HIJOS. CON TRISTEZA Y GRAN CONGOJA, A MEDIDA QUE LES HABLABA
1. Oh, hijos, míos, oigan la advertencia de su padre, tanto más cuanto está acordado por el mandato del Señor.
2. Yo fui dejado venir a ustedes y les anuncio, no de mis labios, pero sí de los labios del Señor, todo lo que es y fue y todo lo que es ahora y todo lo será hasta el día del juicio.
3. Porque el Señor me dejó venir a ustedes desde luego ustedes oyen las palabras de mis labios, de un hombre hecho poderoso para ustedes, porque yo soy un privilegiado, un ungido que ha visto la faz del Señor, como hierro a centellear con el fuego que envía fuertes chispazos quemantes.
4. Ustedes ven la prudencia en mis ojos, son los ojos de un hombre con designio y significado para ustedes porque yo he visto los ojos del Señor brillando como rayos de Sol y llenando los ojos del hombre de un temor luminoso de fuegos.
5. Miren ahora, hijos míos la mano derecha del hombre que los ayuda; pues yo he visto la mano derecha del Señor llenando el cielo a medida que ël me ayudaba.
6. Ustedes están viendo el compás de mi forma de trabajo como si fuera la de ustedes, pero yo he visto el ilimitado y perfecto compás del Señor, que no tiene fin.
7. Ustedes oyen las palabras como salen de mis labios, como yo oigo la voz del Señor, igual que un gran trueno incesante entre tumultos de nubes.
8. Y ahora, hijos míos, escuchen las pláticas de su padre en la tierra, lo temeroso y terrible que es venir frente al gobernante de la tierra, ¡cuánto más temible es presentarse cara a cara delante del Todopoderoso, dominados del Cielo, controlador de la rapidez y la muerte y de los ejércitos celestiales!. ¿Quién podría soportar ese dolor sin fin?.
XL ENOCH ALECCIONA A SUS HIJOS CON VERDADES QUE OYÓ DE LABIOS DEL SEÑOR, COMO ÉL VIO Y OYÓ Y ESCRIBIÓ
1. Y ahora, hijos míos, yo sé todas las cosas porque éstas vienen de labios del Señor, y éstas mis ojos vieron, desde el principio al fin.
2. Yo sé todas las cosas, y he escrito todas ellas en libros, sus ciclos y su fin, y sus plenitudes, y de todos los ejércitos y sus marchas.
3. Yo he medido y dibujado las estrellas, la gran e incontable multitud de ellas.
4. ¿Qué hombre ha visto sus revoluciones, y sus entradas?. Porque ni siquiera los ángeles saben el número de ellas, mientras yo he escrito todos sus nombres.
5. Y yo medí el Sol, su circunferencia y sus rayos, conté las horas, yo escribí de todas las cosas que hay en la tierra, yo he escrito sobre las cosas que son nutritivas en la tierra, de todas las semillas que se plantan y las que no, y de las que la tierra produce y de todas las plantas y de cada hierba y de cada flor, y su dulce perfume, y sus nombres, sus composiciones, y de sus alas, y como ellas gestan lluvia y gotas de lluvia.
6. Y yo investigué todas las cosas, y escribí del camino del trueno y del relámpago, y me mostraron las llaves y sus guardianes, sus ascensiones, la forma de viajar; se dejan ir con suavidad de medida por una cadena, y así sostenida por una fuerte cadena y violencia Él lanza hacia abajo las furiosas nubes y destruye todas las cosas en la tierra.
7. Yo escribí sobre las casas-tesoro de la nieve, y de las casas de almacenajes del frío y de los aires escarchados y observé el que cuida de las llaves de las estaciones, el que llena las nubes con ellas y no deja exhaustas las casas-tesoro.
8. Y yo escribí sobre los lugares de reposo de los vientos y observé y vi cómo sus cuida-llaves sostenían pesos-escalas y medidas; primero lo ponían en un peso-escala, después en el otro los pesos los dejaban salir de acuerdo con la medida, astutamente sobre toda la tierra a fin de que por fuerte respiración ellos ponen a oscilar la tierra.
9. Y yo medí toda la tierra, sus montañas, sus colinas, sus campos, árboles, piedras, ríos; todas las cosas existentes yo las escribí, lo alto de la tierra hasta el séptimo cielo y hacia abajo hasta el muy bajo infierno, y el sitio del juicio, y el muy enorme y lloros sitio de purificación.
XLI DE CÓMO ENOCH LAMENTÓ EL PECADO DE ADAM
1. Y yo vi los antepasados de todo tiempo con Adam Y Eva; y suspiré y rompí en llanto y me dije de la ruina de su deshonor: 2. “Pena se hace en mí por mi flaqueza y por aquella de mis antepasados y pensé dentro de mi corazón y dije:
3. “Bendito es el hombre que no ha nacido, o que ha nacido y no ha pecado de la luz del Señor, que no venga a este lugar, ni traiga el yugo de este lugar”.
XLII MATUSALEM CONTINUABA TENIENDO Y LOS GUARDIANES DE LAS PUERTAS DEL SITIO DE PENA Y LLANTOS
1. Y yo vi los guarda-llaves y guardas del sitio de pena y llantos de pie, como grandes serpientes, y sus caras como lámparas extinguidas y sus ojos de fuego, sus dientes afilados, y yo vi todas las obras del Señor todas justas y correctas, mientras que las obras del hombre son unas buenas y otras malas, y en sus obras se sabe de aquellas que mienten vilmente.
XLIII ENOCH MUESTRA A SUS HIJOS CÓMO MIDIÓ Y ESCRIBIÓ LAS SENTENCIAS DE DIOS
1. Yo, hijos míos, medí y escribí toda obra y toda medida como también todo juicio correcto.
2. Así como un año es más esclarecido que el siguiente, así también es un hombre más esclarecido que otro, algunos por sus grandes posesiones, otros por la sabiduría en su corazón, aquellos por su particular intelecto, otros por su astucia, otro por el silencio de su boca, otro además, por su purificación, otro por su fuerza, otro por su gentileza, uno por su juventud, otro por su agudo ingenio, otro por la belleza de su cuerpo, y otros por su sensibilidad; dejemos que sea oído en todo lugar, pero en verdad sea dicho, no existe nada mejor que aquel que respeta, ama y glorifica al Señor, él será glorificado en el tiempo a venir. XLIV ENOCH INSTRUYE A SUS HIJOS QUE NO DEBEN DENIGRAR LA IMAGEN DEL HOMBRE, POR GRANDE O PEQUEÑA QUE ESTA SEA
1. El Señor habiendo creado al hombre a imagen de su propia faz, lo hizo también pequeño y grande en espíritu, cuerpo, mente y obras.
2. Cualquiera que ultraje la faz del Todopoderoso y desprecie la imagen del Señor, y aquel que descargue su ira sobre cualquier hombre, Dios le apartará temporalmente y en su gran misericordia le mostrará el camino que por sí mismo tendrá que encontrar, y aquél que en reproche escupa a la cara del hombre, a su hora encontrará la verdad, y en el día del juicio se le mostrará el camino de la justicia.
3. Bendito es el hombre que no dirige su corazón con malicia en contra de ningún hombre, y atiende al herido, levanta al caído y hace caridad al necesitado, porque en el día del gran juicio cada peso, cada medida y cada añadidura será como en el mercado; como si dijéramos, ellos son pesados en balanzas y puestos de pie en el mercado, y cada uno sabrá su propia medida, y de acuerdo con su medida tendrá su recompensa justa.
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