Los Señores del Karma entraron a la atmósfera de la Tierra un día antes de lo acostumbrado, y Su observación impersonal fue, por primera vez, matizada con un interés anticipado, lo cual inclinó a hacer esta Reunión Cósmica una reunión más bien familiar, y sosegó hasta los corazones de esos Maestros que los habían abordado centuria tras centuria en favor de la gente de la Tierra, ya que se veía difícil que estuvieran predispuestos a acceder a las peticiones presentadas.
Mensajero solar
El Mensajero del Sol no era el mismo que había venido en Enero, sino más bien un ser mucho mayor, más circunspecto y maduro, a quien podría describirse como alguien bien preparado para conceder a los incontables miles de personas una oportunidad para conectarse con la Mente Superior y Conciencia a través de la Gracia y no a través del mérito.
En apariencia era más como el Señor Maitreya. Vestía túnica color blanco puro con pesadas bastas de una fibra sedosa que tenía la apariencia de piel, pero que no requirió el sacrificio de ningún cuadrúpedo. Cargaba consigo el cetro que usualmente reposa en el corazón de Shamballa, y al tiempo que los cuerpos internos de cada uno de los doscientos mil individuos que habían sido escogidos para representar el segundo círculo de almas dedicadas se arrodillaban ante Él, tocó a cada uno ligeramente en el hombro de la misma manera en que los reyes de antaño investían a los caballeros.
Almas y padrinos
Se requerían dos Padrinos para cada corriente de vida de las citadas de entre las filas de los esperanzados millardos allí presentes. Conexiones pasadas, amistad y asociaciones, determinaron en gran medida, cuáles de los Maestros emancipados serían Padrinos. Contrario a la creencia humana, había más Padrinos que almas aceptadas, no sea que fueran llamadas adelante y no encontrasen Uno que estuviera listo a comparecer a su lado. Estos Maestros estaban dispuestos -¡pongan atención!- a asumir el karma de acción u omisión resultante de tal dedicación, según fuera el caso.
Luego, se escogieron las corrientes de vida para la segunda dispensación; sus nombres fueron propuestos ante un Concilio en Shamballa de entre más de dos millones de almas que fueron examinadas de acuerdo a su récord pasado, servicio potencial, posibles debilidades y fortalezas. Sanat Kumara en persona colocó la Estrella de la Iniciación dentro del cuerpo etérico de cada uno de aquéllos que conformarían la vanguardia de una larga y rítmica liberación de seres, cuyo libre albedrío sería sobreseído por el Cristo Propio durante los siguientes seis meses. Ni el Cuerpo Mental Superior ni el ser externo estaban conscientes de la elección hasta la noche en que se reunió el Tribunal Kármico. Los Padrinos fueron previamente informados y preparados.
La asamblea esperaba con el aliento en vilo la venida del Mensajero del Gran Sol Central, y después de la dedicación preliminar de la Llama de Amor de los corazones a la Fuente de toda Vida, un miembro de la Hueste Angélica comenzó a pasar lista; y, al ser llamado su nombre, desde la audiencia se adelantaba el cuerpo etérico o interno de cada uno los espíritus dedicados, simultáneamente con el descenso del Cristo propio del Cuerpo Mental Superior desde la atmósfera superior. Los dos Padrinos vertieron entonces la sustancia de su Llamas y Rayos dentro de los neófitos arrodillados, y Serapis Bey hizo la dedicación colocando una mano en la cabeza del Cuerpo Mental Superior, y la otra dentro del centro de 1a conciencia del servidor potencial. Este trabajo, claro está, debería ser efectuado por la aplicación y evolución del ego externo, pero el Maestro escogió construir ese puente utilizando para ello la Luz de Su propio cuerpo; y si piensan que esto no es un gasto de Su preciosa energía, entonces están inconscientes del hecho que cada Ser Divino con tan sólo levantar su mano en bendición, permite que mucha virtud pase desde Él, la cual deberá a través de una aplicación consciente ser reemplazada para un servicio futuro.
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